Los cambios políticos en América Latina han llevado a muchos de sus habitantes más pudientes a sacar su dinero de sus países y, como muestra, están sus departamentos de lujo en Miami. En el último año y medio, mientras la economía global tocaba fondos históricos, la ciudad ha gozado de un incremento de compras de inmuebles por latinoamericanos. Esta no es una ola de inversión como las que se han visto antes, aseguran brokers y vendedores. Esta vez hacen de su inversión su nueva residencia.

Presidentes y candidatos a presidentes asustan a los más ricos. En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha enemistado a los empresarios y quiere cancelar contratos con privados. En Perú, Pedro Castillo cesó a los miembros más radicales de su Gabinete bajo la presión de los mercados. En Chile se está escribiendo una nueva Constitución, mientras que un candidato de izquierda a la presidencia salta al primer puesto en las encuestas. En Colombia, el Gobierno de Iván Duque se enfrentó con largas y sangrientas protestas, abriéndole paso al candidato de izquierda, Gustavo Petro, a competir por su puesto.

La salida de capitales de la región es difícil de medir, pero evidente en el día a día. Unas más que otras, las monedas se han depreciado en el último año; algunos bancos de inversión han decidido salir; y bancos en el extranjero no dan abasto ante las peticiones por abrir cuentas allá. Para muchos, la mejor manera de sacar su capital es invirtiéndolo en una propiedad y, en Florida, el 34% de los compradores extranjeros provienen de países en América Latina de acuerdo con la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR, por sus siglas en inglés).

“Ahora estamos viendo un resurgimiento muy importante del mercado latinoamericano”, asegura Sergio Pintos, jefe del equipo de ventas en Waldorf Astoria en Miami. México, Colombia, Perú y Ecuador son, en ese orden, los mercados más fuertes para Pintos y su equipo. El 16% de las compras del edificio de lujo insignia de Waldorf, con 100 pisos de alto, la han hecho mexicanos. “Como consecuencia de los temas económicos y políticos de cada país en particular, deciden distribuir y diversificar sus inversiones y quieren traer algo de esas inversiones a Miami. Dentro de esas está el real estate”.

La pandemia expuso las debilidades en América Latina. Por una parte, la necesidad de permanecer en confinamiento visibilizó la alta informalidad y precariedad en la que viven gran parte de la población. Los sistemas de salud, sometidos al estrés de las infecciones, mostraron sus debilidades, y la lentitud de acceder a las vacunas dejó en evidencia que los Gobiernos tienen poca capacidad de cooperación y peso a nivel internacional.

Por otro, las condiciones de vida hirvieron hasta explotar. En Brasil, Perú, Chile y Colombia se gestaron fuertes protestas sociales alimentadas por la pobreza y la desigualdad. Esto está llevando una recomposición del panorama político, con el surgimiento de figuras polarizantes, radicales y, en algunos casos, autoritarias, lo cual genera incertidumbre y desconfianza entre los más pudientes.

Fuente: Periodico El País México